Ana era una niña alemana judía de 13 años, que pertenecía a una familia acomodada. Las cosas se empezaron a complicar cuando la Gestapo los empezó a buscar. Para evitar que los llevaran a un campo de concentración, se ocultaron en una casita próxima a la oficina de su padre. Allí unos amigos les ayudarían. Ellos suponían el único contacto con el exterior, les informaban de cómo se desarrollaban los hechos y les entregaban comida.
A Ana le regalaron un diario en el cual escribía todo lo que iba sucediendo en su peligroso momento de reclusión
Después de un tiempo, se les unió la familia van Pels con su hijo Peter de 16 años, y más tarde llegó Albert Dussel. Ana y Peter llegaron a estar enamorados. De la estrecha relación espacial que sintieron todos pronto aparecieron tensiones.
Ana pasaba mucho tiempo estudiando y escribiendo en su diario sobre sus sentimientos, el miedo de esa situación que estaban atravesando, las discusiones de sus padres y sus ganas de ser escritora.
Dos años más tarde, fueron descubiertos por la Gestapo y los condujeron a un campo de concentración. Los dos amigos del padre de Ana guardaron el Diario de Ana.
Todos murieron, incluida Ana, salvo Otto Frank, que logró salir de los campos de concentración con vida. Miep le dio el diario, que editaría con el fin de publicarlo con el título Diario de Ana Frank.